Entrevista a José Codner y Gabriel Bendersky, A 15 años de la Inauguración del Nuevo Mercaz
Este año, se cumplen 15 años de la inauguración del Nuevo Círculo Israelita de Santiago, el cambio desde Calle Serrano a Comandante Malbec, fue un proceso intenso, de mucho trabajo y esfuerzo de muchas personas. En esta edición, entrevistamos a dos personas claves en la construcción del Nuevo Mercaz.José Codner (El Artífice)-¿Qué desafíos tuvo que enfrentar entre la compra del terreno y el comienzo de la construcción?-“Yo me acerque al Proyecto “Mercaz Kehilatí” en el año 2005, en un momento cuando ya habían pasado algunos años de la compra del ex casino “El Caleuche” y en que el Arquitecto Abraham Senerman y su ayudante Joshua Bernstein, ya habían delineado parcialmente un anteproyecto para la construcción de un Edificio en base a la cual yo pude empezar a soñar con la realidad que tenemos y que denominare a secas: “Mercaz”.El primer desafío fue pedir la renuncia a la tarea del Anteproyecto Abraham Senerman y conseguir un nuevo equipo de arquitectura, distinción que me toco en elegir para tal efecto a “Bendersky y Asociados” y se estimó según la oficina del ITO un costo determinado.Este anteproyecto fue presentado a una Asamblea de Socios de la Comunidad Israelita de Santiago y aprobado en primera instancia alrededor de agosto del año 2006. Este fue el gran primer error en la evaluación del costo del proyecto, trabajamos con estimar los ingresos en dólares norteamericanos y la verdad era que la evaluación fue en UF, relación que nos perjudicó en el periodo de construcción.El Directorio aprobó la inversión y nos fijó un eventual déficit a ser financiado en EL sistema bancario. Además, se aprobó la venta de la antigua Sinagoga de Serrano, que aportó una cifra significativa”.-¿En algún momento se elevó el costo de la construcción, cómo se logró conseguir los recursos adicionales para completar la obra? -“Al entrar en la etapa de terminaciones - alrededor de un 60 % del costo total de la obra - ya teníamos claro que era imposible bajar la inversión o paralizar la obra terminando el Edificio del Culto o bien asumir el mayor costo pasando “el platillo” de las donaciones por tercera vez. La solución era una mezcla de los dos factores antes mencionados.El resultado de esta nueva ronda de donaciones a mediano plazo y efectuando algunas rebajas en el costo total de la obra nos permitió financiar la obra y asumir un crédito de largo plazo con el Banco Santander por un déficit determinado. Fue de gran apoyo en el financiamiento el apoyo de algunas instituciones judías de beneficencia”.-En lo personal, ¿Qué ha significado para usted, ser el artífice del nuevo Mercaz a 15 años de su apertura, ha cumplido sus expectativas y cómo podría seguir mejorando? -“Para mí, el haber dirigido como máximo responsable la construcción del Mercaz, significó quizás la tarea más importante que haya que tenido que afrontar en mi vida y cuando lo miro retrospectivamente, me parece un sueño. Debo destacar que desde diciembre de 2010 el Mercaz ha estado desarrollando su Plan de Continuidad Judía.Creo sinceramente que la labor de su Directorio, sumado a los voluntarios del Mercaz, han permitido en estos 15 años mantener a esta maravillosa comunidad en un constante crecimiento”.Gabriel Bendersky (El Arquitecto)-¿Cómo fue el proceso desde el comienzo?-“El Origen: La verdad es que la historia comienza antes de mi incorporación como arquitecto del Mercaz. Anteriormente existió un Comité de Construcción que encargó el proyecto de arquitectura a Abraham Senerman, quien a su vez designó a un arquitecto de su oficina para que diseñara y atendiera este proyecto en particular. El Comité de entonces funcionaba instruyen-do y referenciando con ejemplos extranjeros, de cómo debía configurarse el nuevo edificio, lo cual derivó en un proyecto bastante ecléctico, sin mucha impronta conceptual y que no lograba evolucionar a una mayor escala de desarrollo. José Codner entra luego a comandar el Comité de Construcción, y junto con su tenaz determinación de sacar adelante el proyecto en todas sus aristas (financiamiento, proyectos, especialidades, contratos, donaciones, kavods), me convoca, a ser “Gerente de Arquitectura” y dirigir el desarrollo del aquel proyecto existente, para que trabajase de la mano pero en una posición jerárquica con el arquitecto encargado. Yo respondí de inmediato: “No existe tal cosa de llevarle la mano a otro arquitecto. Yo no puedo ser gerente de nada, pero sí les puedo ayudar en lo que sé hacer: diseñarles un proyecto desde cero y respetando las superficies que están aprobadas municipalmente, aunque lo firme otro, si eso es necesario”.Confiaron en mí. Pedí que me dieran tres meses para estudiar, proyectar y luego hacerles una propuesta arquitectónica que respondiera al programa de recintos y necesidades, a los atributos paisajísticos y geográficos del terreno y sobre todo a la cuestión simbólica y representativa del encargo.Transcurrido ese plazo, presenté la maqueta y los planos de la propuesta. El comité reaccionó con sorpresa y con algo de reticencia de lo que veían, porque ya tenían en su retina el proyecto anterior, que era diametralmente diferente. Este nuevo proyecto era ambicioso y se discutió mucho en aquella sesión. Finalmente toma la palabra Tito Belan (Z.L.), por entonces Presidente de la CIS y sentencia: “me parece que el proyecto que estamos viendo en esta maqueta es de alto nivel, si decidimos descartarlo, nos vamos a farrear la gran oportunidad de trascender con un legado valioso para las próximas generaciones”. Fin de la discusión. Desde ese día, nos pusimos a trabajar arduamente en el desarrollo. Sin mirar atrás, Pepe Codner abrazó el proyecto y entregó su alma, sabiduría e inteligencia a hacer realidad lo que en ese momento teníamos frente a nosotros 200 veces más pequeño”. Premisas: Por la naturaleza del encargo, entendía que la arquitectura de este proyecto exigía imprimir una alta cuota de simbolismo a la experiencia de los recorridos y las permanencias. El asunto de la escala era fundamental, sentía que debía corresponder a las sinagogas emblemáticas en el mundo y ser más monumental que doméstica. Otras premisas importantes eran la de poner en valor el terreno con sus cualidades paisajísticas, intentar no saturarlo con volúmenes aflorados, desahogar el espacio, potenciar el vacío. También era importante resolver un alto número de estacionamientos de manera discreta, que virtualmente desaparecieran. Además, como un atributo de seguridad explosiva, el parking no se coloca ni debajo ni encima de los espacios de mayor concentración de personas (Sinagoga y Salón de Fiestas). Y tal vez el desafío más importante que me autoimpuse, fue el que la nueva sinagoga principal se percibiera como un espacio familiar. Que al entrar nos sintiéramos “en casa”, y no en un lugar diferente o nuevo. En ese sentido, la antigua y maravillosa sinagoga de Serrano, fue desde el principio un referente insoslayable. Mandamos a hacer un levantamiento planimétrico y fotográfico completo del edificio. Estudiamos cuidadosamente las proporciones del espacio para respetarlas, además de otros temas que luego se extrapolaron de manera casi idéntica al nuevo proyecto. Los listoneados de madera en los revestimientos interiores, las butacas recicladas que preservan los mismos tonos burdeo en sus telas, las once lámparas colgantes de estilo art-decó que se rescataron y se refaccionaron con nuevas pantallas. Y por supuesto el gran vitral, fielmente instalado en la memoria colectiva de nuestra comunidad, se desmanteló y se reutilizó gran parte de su materia prima en la confección de un nuevo vitral construido especialmente por Marcelo Zunino y cuyo diseño le encargamos a Samy Benmayor, que nos regaló una fantástica pieza de arte. Todo ello, contribuye a la percepción sensorial de ese espacio y a conseguir esa atmósfera familiar.Una variación a la sinagoga de Serrano, es la disposición interior. Inspirados en las antiguas sinagogas como la “Old-New Sinagogue” de Praga o la Sinagoga Portuguesa de Amsterdam propusimos una disposición con la Bimá en el centro y las butacas orientadas hacia este centro en tres direcciones diferentes. Esto permite que el oficiante esté más cerca de todos y los asistentes nos pudiésemos ver las caras, como una gran familia. Por último, había que combinar un amplio programa híbrido de recintos, de distinta índole en tamaño, categoría, usos y usuarios, lo cual sugería desde un origen, una separación volumétrica.Arquitectura: El partido general del proyecto, es decir su estructura de ordenamiento, consistió en agrupar piezas programáticas en distintos edificios, categorizando así los diferentes usos e imponiendo órdenes y jerarquías temáticas dentro de un mismo conjunto espacial. Armamos entonces una composición en base a volúmenes aflorados y volúmenes soterrados que determinan un vacío esencial: un espacio medular, capaz de articular y mediar las aproximaciones y las perspectivas y otorgar desahogo: se trata de la gran explanada de césped junto a la Plaza de la Vida. En este espacio, y estratégicamente posicionada a manera de “bisagra visual” para todo el conjunto, se posa una escultura en hormigón armado a la vista de 5 metros de altura, diseñada como una abstracción de la Menoráh en base a tres “gajos” de dos y tres puntas, levemente desfasados uno de otro. Este diseño luego lo transformarían en el logotipo de la institución.Un primer edificio, el más representativo y denominado “edificio del culto”, descansa sobre un gran espejo de agua, albergando la sinagoga principal con capacidad para ochocientas personas y una sinagoga menor de uso diario. Estos se identifican como volúmenes rotundos y están girados en 4º con respecto a la trama de todo el conjunto, buscando la orientación estricta y precisa a Jerusalén y vinculados por un tercer cuerpo espacial que los abraza y los contiene evocando una gran Jupá. Se trata de un esqueleto de hormigón visto con altos acristalamientos que capturan enmarques de la cordillera y definen el hall principal que vincula todos los flujos y accesos más públicos. Bajo el plano de agua con accesos discretos desde el exterior y desde el interior, existe una Mikve, para los baños rituales de purificación.El agua juega un rol fundamental en el simbolismo judío, significa “vida” y está usada como un elemento arquitectónico que actúa como soporte de las actividades religiosas, despegándolas de las otras, al mismo tiempo que ennoblece y destaca al edificio del culto.Un segundo volumen, denominado “edificio de la cultura”, reúne los usos comunitarios: biblioteca, cafetería, salas de clases y oficinas administrativas. Este se arma como un cuerpo estirado de ciento once metros de largo al costado poniente del terreno, que da la espalda al Mall vecino y volumétricamente permite configurar un nuevo borde. En el cabezal de este volumen, enfrentando los flujos de entrada a todo el conjunto, está estratégicamente ubicada la Biblioteca como pieza representativa del estudio y el conocimiento, antecedida por una plaza cubierta que conmemora las doce tribus de Israel, mediante doce esbeltos pilares metálicos posicionados según la distribución histórica de los territorios que a su vez están mapeados y conforman los pavimentos de la misma plaza.Un Centro de Eventos, con salones multipropósito y equipamiento de apoyo, se contiene bajo suelo, en un edificio sin presencia volumétrica pero sí simbólica: la superficie superior de esta actividad programática se constituye como una gran plaza de ceremonias, la Plaza de la Vida, con sus dieciocho pilares en cobre que le dan su nombre (Jai), es el epicentro de articulación espacial de todo el complejo”.-¿Ha tenido la oportunidad de usar esta obra de ejemplo para estudiantes o colegas? ¿tuvo la oportunidad de participar en algún concurso de arquitectura? y ¿Cree que esta obra arquitectónica merece trascender en ese sentido?-“La obra fue muy bien recibida por la crítica especializada. Ha sido publicada en varios medios de prensa especializado incluyendo la plataforma ArchDaily y seleccionada en Bienales de Arquitectura Latinoamericana en la categoría Diseño Arquitectónico. En Chile, me ha tocado dar conferencias acerca de la obra en escuelas de Arquitectura.Yo creo que la trascendencia de una obra de arquitectura tiene directa relación con la nobleza de sus espacios además de la carga de significado que esta pueda contener. En ese sentido pienso que esta obra está dotada de ambas cualidades”. -En lo personal, ¿Qué emociones le produce ser el arquitecto de la Sinagoga más importante del país?-“Mas allá de una autocrítica acerca de algunas decisiones por detalles que hoy habría resuelto de manera diferente, la sensación general para mí, es de serenidad. Una suerte de paz mental por haber cumplido con el desafío y haber conseguido un edificio valioso y fiel a como fue imaginado. También es satisfactorio confirmar que los espacios proyectados se usan de manera intensiva y sirven sus propósitos. En definitiva, todo eso no es ni más ni menos que el rol del arquitecto”.